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El imperio persa se formo en de la unión de los pueblos medos y persas, se desarrollaron en la meseta de la que hoy es Irán, hacia el año 1500 a.C. Se expandieron a los largo del Medio Oriente. Dario I fue su principal impulsor a nivel económico y territorial, aunque su expansión territorial se inició con el reinado de Ciro II.
Imperio Medo, inicios del Imperio Persa
Mientras Asiria fue poderosa, pudo tener a raya a los montañeses vecinos, y entre ellos a los indoeuropeos de la meseta del Irán. Parte de éstos pagó tributo a Sargón. Cuando reinaba Asurbanipal, surgió un caudillo de los medos, Ciaxares. Unificó a su pueblo, llevó el límite de sus dominios hasta el río Halys, en la lucha con los lidios (585), y junto con los babilonios sublevados destruyó Nínive. Estableció la capital de su reino en Ecbatana. Su sucesor fue Estiajes.
La formación del Imperio Persa. Ciro.
Cuando en 529 murió Ciro, luchando contra los nómadas del Nordeste, el primer gran Imperio indoeuropeo estaba sólidamente establecido. Ciro se mostró tolerante, política seguida por sus inmediatos sucesores, y permitió a los judíos el regreso a Jerusalén (537).
Cambises y Darío
Darío I, de otra rama de la familia, ocupó el trono y apaciguó el Imperio. Volvió a Egipto, conquistando el afecto de su población por su trato moderado (517). La llegada al Egeo le puso en contacto con el mundo helénico. Realizó una expedición a Escitia (Ucrania), atravesando el Helesponto y el Danubio, en la que tomaron parte los griegos del Asia Menor, sometidos a su poder (515). Poco después, las ciudades jonias se sublevaron e incendiaron Sardes. Atenas les ayudó. Este es el motivo de las guerras médicas, lucha entre dos ramas de la gran familia indoeuropea, cada una con ideales distintos. A pesar de que Persia contaba con la mayor fuerza militar y política, no pudo vencer a los pequeños estados griegos.
El ejército del imperio persa era un ejercito de campesinos fuertes. Su arma era el arco, que manejaban hábilmente. Su acción a distancia desconcertaba al enemigo, que se veía en seguida atacado por una caballería muy poderosa. Contaba, además, con numerosas fuerzas auxiliares de las diversas partes del Imperio. En cambio, su flota tenía que formarse con un conglomerado de la de los países vencidos: Jonia, Fenicia, Egipto y Cilicia; frente a ella la flota ateniense tenia unidad. El soldado persa era ágil y sufrido, incansable y sobrio; un puñado de dátiles y un pedazo de duro queso le bastaban.
Darío fue un gran monarca, humano y razonable como Ciro. Con él, llega a su perfección el sistema administrativo que un Imperio tan vasto requería. Se dividía en veinte provincias, incluyendo el Penjab, en la India, conquistada hacia 510 (veintiuna con Tracia, que después se perdió). Cada provincia tenía a su frente un sátrapa, que dirigía libremente los asuntos interiores. Cada sátrapa pagaba grandes contribuciones a la caja real. El oro del imperio persa se hizo famoso. Darío fue el primero que acuñó regularmente dicho metal. Sus monedas, con la imagen del rey como arquero, se llamaban dóricos. La antigua Susa, capital del Imperio, estaba unida con las comarcas más apartadas del mismo por medio de caminos muy bien conservados.
Los sucesores de Darío
Durante el largo reinado del hijo de Jerjes, Artajerjes I Longimano (465-424), la monarquía del imperio persa mantuvo aún su prestigio y su poder, mostrándose el rey tolerante y muy amigo de los judíos. Tuvo que sofocar varias revueltas e intrigas palatinas y muy serias insurrecciones en Egipto, apoyadas por Grecia. Continuó la lucha con Atenas, pero el monarca persa supo aprovecharse de las desacuerdos entre los Estados griegos para conseguir mejores condiciones de lo que los hechos militares permitían esperar.
Decadencia del Imperio persa
A su suerte, en 405, Ciro intentó arrebatar el reino a su hermano Artajerjes II, con la ayuda de un ejército de mercenarios griegos. En Cunaxa los griegos vencieron, pero Ciro murió, y pasaron grandes penurias para llegar a la costa del Mar Negro (retirada de los Diez mil). Gracias a las desacuerdos entre los griegos, Artajerjes logró imponer la llamada paz del Rey, que restablecía su Imperio con la extensión que tuvo en tiempos de Darío I. Tuvo que sofocar peligrosas revueltas en Chipre y Egipto, complicadas con una gran conjuración de sátrapas. Después de un largo reinado, murió el año 359. Artajeijes III, su hijo, le sucedió y reconquistó Egipto. Murió asesinado por su favorito Bagoas, que cometió muchos crímenes hasta ser también asesinado por Darío III (336), el rey vencido por Alejandro y con el que halla su fin el Imperio persa.
La religión del Imperio Persa
El arte del Imperio Persa
Los hebreos bajo los seléucidas y Roma
Después de nuevas turbulencias, el general romano Pompeyo incorpora Judea a la provincia de Siria; pero conserva su autonomía bajo el sumo sacerdote Hircano. César da a éste el título de etnarca y el de tetrarcas a otros subordinados suyos. En el año 40, el Senado, para agradecer a Herodes su intervención contra los partos, le concedió el titulo de rey. Herodes recibió el sobrenombre de Grande, embelleció Jerusalén y ensanchó el territorio judío. Nuevas sublevaciones obligan a Roma a incorporar de nuevo a Palestina a la provincia de Siria. El tetrarca Herodes Antipas es quien hace matar a San Juan Bautista, y el que sentencia —con el gobernador romano Poncio Pilatos— a Jesús. Más tarde, Herodes Agripa, descendiente de los Macabeos, fue rey de Judea, volviendo a su muerte el país a ser provincia romana. En el año 66 de C. estalla una sublevación de los judíos. Vespasiano empieza la guerra, y su hijo Tito la termina con la destrucción de Jerusalén. Adriano convierte esta ciudad en la colonia Aelia Capitolina. Los judíos, esperando siempre al Mesías, se sublevan de nuevo. La fortaleza de Masada, junto al mar Muerto, es su último, desesperado y heroico refugio. Vencidos (132-135) por el mismo emperador, son castigados con la dispersión (la diáspora).
Fenicia bajo el dominio extranjero
El helenismo se impone con rapidez en Siria. Con los sucesores de Alejandro Magno, esta tierra ha de presenciar nuevas luchas, al disputarse la costa los Seléucidas y Egipto. Desde la muerte de Antíoco IV Epifanes (163), reina la anarquía. En 120 y 111, Tiro y Sidón recobran su independencia. A partir del año 64, Fenicia queda anexionada al Imperio romano.